En algún lugar leo “tu eres mi única patria”, no puedo recordar donde. Una búsqueda superficial de la oración no da mayores resultados; posiblemente se trate de algún grafiti, o del primer verso de un poema mal traducido al español.
Leo “tu eres mi única patria” e inmediatamente trato de dar con alguna definición instintiva de patria. Siempre tuve esa necesidad casi enfermiza de definir las cosas, acompañada por cierta búsqueda de exactitud en la definición que termina transformándolas a todas en meras aproximaciones, detestables en la mayoría de los casos. Pero mejor no precipitarse en esta ocasión.
Una primera definición parcial y provisoria de patria podría ser la que un diccionario hace de ella, tierra natal o adoptiva ordenada como nación, a la que se siente ligado el ser humano por vínculos jurídicos, históricos y afectivos. Demasiado fría y mecánica, el vocablo “nación” empaña la cuestión apenas aparece. Un amigo me da una definición algo más simple y calida, me habla del arraigo que sienten las personas por determinado lugar. Si bien esta última no entra en detalles, de las dos me parece ser la más acertada.
A pesar de no recordar el origen de la oración quizás algún rastro subconsciente de memoria pueda llegar a revelarme algo; cuando pienso “tu eres mi única patria” una serie de asociaciones implícitas me impulsa a referirla a una mujer. No es un país la patria que menta esa oración, es una señorita. ¿Cómo llego a esas conclusiones? Quizás por cierto sentido estético-poético que creo percibir en las palabras. Acaso su autor sólo se sienta como en casa al estar junto a (¿en?) ella, y en el resto del mundo, es decir en todo lo que no sea patria, todo lo que no sea ella, sienta el exilio, el destierro, las penas de un extranjero, el desconcierto absurdo con el que uno mira las cosas cuando le son ajenas.
Pienso entonces cuál es mi patria. Bueno, si me obligasen a responder rápido, diría Argentina, con lo que mi respuesta contendría a veintitantas provincias, siendo todas patrias por igual a pesar del poco apego que por Tierra del Fuego siento. Me doy cuenta de que comenzar una discusión sobre ello sería meterse de lleno en otra definición, en la de nacionalidad, y no creo que el esfuerzo valga (al menos en este momento) la pena.
Si lo pienso un poco más podría decir que mi patria es el lugar donde nací y crecí, pero no, bien sé que me sigo engañando. Es por eso que la noción de patria que emana la oración me parece tan enemistada con la de territorio, al punto de sentirla mujer antes que pedazo de suelo, es ahí donde la palabra única llega a sentirse como negación indirecta a aceptar por patria cualquier otra cosa que no se sienta como tal. Poco importa que Jauretche haya incluido en sus zonceras a aquella que dice “la patria no es el lugar donde se nace”, porque puede ser que, después de todo, no sea tan zonza.
Lo que vengo tratando de decir es que la definición de patria ha de ser de naturaleza evidentemente metafísica. La patria implica ímpetu de pertenencia y nostalgia frente a su eventual pérdida. Bien puede ser configurada, y sintetizada, como una acotación de tierra limitada por fronteras políticas para el exiliado, a fin de resumir y unificar varios conceptos, pero mas patria serán los mates que la vieja le cebaba cuando por esos lugares vivía. Quizás hasta exista más esencia de patria en un mate de la vieja que en mil hectáreas de patagonia o en un ala entera del congreso (y, perdón, Aristóteles…). Patria puede ser ese patio, esa parra, esa mesa de mármol. Patria puede ser la espalda de una mujer que apenas vemos en la noche. Patria será ahí donde el alma es sin necesidad de ser en otra parte. Patria es aquello adonde el espíritu siempre nos incita a volver. El desafortunado hecho de asociar patria sólo con extensiones de tierra y con los nombres que estos llevan es el producto de muchos años de educación (ética y) ciudadana, mera teología geográfica. Patria es el olor de los malvones, patria son esos ojos que nos miran felices y asustados.
*Cualquier información sobre el orgien de "tu eres mi única patria" es bienvenida. Espero una descontextualización absoluta...
EDIT: Es de un poema de Daniel Pelman, El mendigo y la Gloria se llama el libro, Tierra del fuego el poema.
Gracias, Nadia!
EDIT2: Me acabo de dar cuenta que el poema se llama como mi ejemplo. Jaja. Jamás leí nada de Pelman, quién sabe de dónde lo saque.
Gracias, Nadia! De nuevo...